Historia, naturaleza y patrimonio en O Rosal
En el municipio de O Rosal, en la comarca del Baixo Miño (provincia de Pontevedra), se esconde una de las joyas más fascinantes del patrimonio etnográfico gallego: la Ruta de los Molinos de Folón y Picón. Este conjunto de más de sesenta molinos de agua, perfectamente conservados y escalonados sobre las laderas del Monte Campo do Couto, ofrece una experiencia única que combina historia, senderismo y paisaje. En esta guía, te llevamos paso a paso por el recorrido, su origen, su entorno natural y todos los detalles que convierten a esta ruta en una de las más emblemáticas de Galicia.
Un conjunto único declarado Bien de Interés Cultural
Contenido
- Un conjunto único declarado Bien de Interés Cultural
- Ubicación y acceso: cómo llegar a los molinos
- Características de la ruta de senderismo
- Un recorrido lleno de historia y naturaleza
- La Casa da Auga: punto de partida e interpretación
- Un paisaje modelado por el agua y el trabajo humano
- Flora y fauna en la ruta
- Consejos prácticos para disfrutar de la experiencia
- Qué ver cerca de los Molinos de Folón y Picón
- Por qué esta ruta es una joya del turismo rural gallego
- Conclusión
Los Molinos de Folón y Picón forman un complejo etnográfico sin parangón en la península ibérica. En total, se conservan 67 molinos distribuidos en dos laderas paralelas: los del Monte Folón y los del Monte Picón. Construidos entre los siglos XVII y XIX, estos ingenios hidráulicos aprovechaban la fuerza del agua del regato del Folón para moler el grano, especialmente maíz, trigo y centeno. Su disposición escalonada permitía que el agua descendiera de un molino a otro, optimizando cada gota de energía natural.
Por su importancia histórica y arquitectónica, este conjunto fue declarado en 1998 Bien de Interés Cultural (BIC), lo que garantiza su protección y conservación. Los molinos han sido restaurados respetando su estructura original, con cubiertas de piedra y canales que muestran la maestría con la que las comunidades rurales aprovechaban los recursos naturales para su supervivencia.
Ubicación y acceso: cómo llegar a los molinos
La ruta se encuentra en la parroquia de Martiño de Fornelos, dentro del municipio de O Rosal, muy cerca de la frontera con Portugal. Desde A Guarda o Tui se llega fácilmente por carretera siguiendo las indicaciones hacia O Rosal, y desde allí se accede al aparcamiento habilitado junto a la Casa da Auga, punto de inicio del recorrido. También puede accederse desde la aldea de Martín o desde Santa Mariña, dependiendo del sentido en el que se desee realizar la ruta circular.
El camino está perfectamente señalizado con paneles informativos y marcas blancas y amarillas del sendero homologado PR-G 94. En el punto de inicio, un panel general muestra el recorrido completo, su perfil y las principales paradas de interés.
Características de la ruta de senderismo
La Ruta de los Molinos de Folón y Picón tiene una longitud de aproximadamente 3,5 kilómetros y puede recorrerse en un circuito circular que se completa en unas 2 horas a ritmo tranquilo. El desnivel es moderado (unos 150 metros), por lo que resulta apta para todo tipo de senderistas, incluyendo familias con niños.
El itinerario discurre entre caminos de piedra, senderos rurales y pasarelas de madera que cruzan el cauce del arroyo. En los tramos de mayor pendiente, la subida se ve recompensada con panorámicas espectaculares sobre el valle del Rosal, el monte de Santa Tegra y, en días claros, la desembocadura del río Miño y la costa portuguesa.
Un recorrido lleno de historia y naturaleza
Primera parte: los Molinos de Folón
El recorrido comienza ascendiendo por la ladera del Monte Folón. Aquí se encuentran los molinos más antiguos, algunos datados en el siglo XVII. Su construcción es sencilla pero funcional: muros de mampostería granítica, cubiertas de losas y pequeños canales que conducen el agua hasta las ruedas. A medida que se asciende, se pueden observar los restos de las viejas acequias y los sistemas de conducción que conectaban cada molino con el siguiente.
Durante la subida, las vistas se amplían progresivamente. El sonido del agua, el rumor del viento y la vegetación que crece entre los muros crean una atmósfera de calma y autenticidad. En varios puntos, paneles interpretativos explican el funcionamiento de los molinos y la organización comunal que existía en torno a ellos. Cada molino era compartido por varias familias, que se turnaban su uso mediante un sistema tradicional conocido como “quendas”.
Segunda parte: los Molinos de Picón
Tras alcanzar la cima del recorrido, se desciende por la ladera opuesta del Monte Picón, donde los molinos son algo más recientes, construidos entre los siglos XVIII y XIX. En esta zona, el agua fluye de manera más constante, y el entorno se vuelve más frondoso, con bosques de robles, eucaliptos y pinos. Los molinos aquí presentan ligeras variaciones estructurales y mejor estado de conservación.
En este tramo, el paisaje rural de O Rosal se despliega en toda su belleza. Se pueden distinguir los viñedos del vino Albariño, los campos de maíz y los pequeños núcleos de población dispersos por el valle. En los días despejados, el horizonte se abre hacia el Atlántico, ofreciendo una vista privilegiada del entorno natural de la comarca del Baixo Miño.
La Casa da Auga: punto de partida e interpretación
Antes o después de la ruta, merece la pena visitar la Casa da Auga, situada en el inicio del recorrido. Este pequeño centro interpretativo ofrece información sobre la historia de los molinos, la importancia del agua en la economía tradicional y los proyectos de recuperación llevados a cabo por el Concello de O Rosal. A través de paneles, fotografías y maquetas, los visitantes pueden comprender mejor cómo funcionaban estos ingenios y su papel en la vida cotidiana de las aldeas.
Un paisaje modelado por el agua y el trabajo humano
El elemento que da vida a todo este conjunto es el agua. El regato del Folón nace en las alturas del monte y desciende formando pequeñas cascadas, que los antiguos habitantes supieron aprovechar con ingenio. La energía hidráulica era fundamental en las zonas rurales gallegas, y los molinos eran el corazón de la economía local. Su disposición escalonada no solo optimizaba el caudal, sino que creaba un sistema cooperativo donde cada molino recibía justo la cantidad de agua necesaria para su funcionamiento.
Caminar por la ruta es adentrarse en un paisaje cultural vivo, donde la naturaleza y la acción humana conviven en equilibrio. A lo largo del camino, se pueden observar canales tallados en la roca, presas y muros centenarios cubiertos de musgo, testigos silenciosos del esfuerzo colectivo de generaciones enteras.
Flora y fauna en la ruta
La riqueza natural del entorno de O Rosal es otro de los grandes atractivos de esta ruta. Los márgenes del arroyo están poblados por alisos, sauces y laureles, mientras que en las laderas abundan pinos, eucaliptos, carballos y helechos. En primavera, el paisaje se cubre de flores silvestres y los insectos polinizadores animan el aire. En otoño, los tonos ocres y dorados transforman el monte en un espectáculo visual.
Entre la fauna más común se encuentran aves como el mirlo acuático, la lavandera cascadeña y el petirrojo. También es posible encontrar rastros de pequeños mamíferos como zorros o erizos. La tranquilidad del entorno favorece el avistamiento de aves, especialmente en las primeras horas de la mañana.
Consejos prácticos para disfrutar de la experiencia
- Duración y dificultad: la ruta completa dura entre 1 hora y 45 minutos y 2 horas y media, dependiendo del ritmo. La dificultad es baja-media, con algunos tramos de subida empinada.
- Equipamiento: se recomienda calzado de senderismo o deportivo con buena suela, bastones opcionales y agua. En verano, lleva gorra y protector solar; en invierno, un chubasquero por si cambia el tiempo.
- Accesibilidad: el recorrido no está adaptado para sillas de ruedas o carritos, pero sí es apto para niños mayores de 6 años.
- Época ideal: cualquier estación tiene su encanto, aunque la primavera y el otoño son las más recomendables por la temperatura y los colores del paisaje.
Qué ver cerca de los Molinos de Folón y Picón
El municipio de O Rosal ofrece muchos otros atractivos que complementan la visita. A pocos kilómetros se encuentra el Monte de Santa Tegra, en A Guarda, con su famoso castro celta y su mirador sobre la desembocadura del río Miño. También merece la pena visitar las bodegas del Rosal, donde se elabora el vino Albariño con denominación de origen Rías Baixas.
Otra opción es acercarse a las playas de A Guarda o realizar un paseo por el paseo fluvial del Miño, donde el río separa Galicia de Portugal. En el lado portugués, las localidades de Caminha y Vila Praia de Âncora son perfectas para una excursión de medio día.
Por qué esta ruta es una joya del turismo rural gallego
La Ruta de los Molinos de Folón y Picón no es solo un sendero, sino una lección viva de la relación entre el ser humano y su entorno. Aquí, el agua, la piedra y el trabajo se combinan para narrar siglos de historia. Es un ejemplo magistral de cómo el ingenio popular supo aprovechar los recursos naturales sin destruir el equilibrio del paisaje.
Recorrerla es sumergirse en la esencia de Galicia: sus montes húmedos, su patrimonio rural, su respeto por la naturaleza y su hospitalidad. Cada molino, cada piedra y cada cascada cuentan una historia de esfuerzo y comunidad. Es un destino ideal para quienes buscan un turismo sostenible, educativo y profundamente emocional.
Conclusión
Visitar los Molinos de Folón y Picón es una experiencia que va más allá del senderismo. Es una inmersión en la memoria de Galicia, un viaje a un tiempo donde el agua movía no solo las ruedas de piedra, sino también la vida de todo un pueblo. Hoy, gracias a su conservación y puesta en valor, esta ruta sigue transmitiendo la belleza y el espíritu del rural gallego en su máxima expresión.